La cría de abejas era una actividad fundamental en los concejos del occidente asturiano. La miel se consumía como alimento, sobre todo durante el verano y también como medicina. Además era un regalo apreciado que se ofrecía como muestra de buena vecindad y en agradecimiento de favores. La cera se vendía a los cereiros que procedentes de los Ancares (León) recorrían el territorio comprándola por las casas.
Las colmenas o trobos se fabricaban con un tronco hueco, cuatro tablas o corcho, y se colocaban en las inmediaciones de las casas y en los cortinos, construcciones circulares con cercado de mampostería para defender las colmenas de los osos, de los que puede verse un ejemplo en el propio Museo (14). En la cría de abejas intervienen, además de las colmenas, herramientas y útiles variados: trobos fabricados con corteza de escornella (Sorbus aucuparia) para recoger enjambres, esmelgadoras para esmelgar o cortar los panales en la colmena, trobos del mel o troncos huecos con base y tapa en el que se guarda la miel, prensas para exprimir y limpiar la cera…Para fabricar las velas se empleaban moldes bivalvos y recipientes de madera en los que se sumergía el pabilo en la cera líquida.