En muchos rincones del Occidente de Asturias todavía se puede disfrutar de un paisaje de arquitectura tradicional.
Los hórreos fueron durante siglos un elemento indispensable en las sociedades campesinas. La mecanización de las tareas agrícolas y los cambios en cultivos y costumbres hicieron que perdieran su función y con ella su razón de ser.
Cada vez son menos los que resisten al paso del tiempo, como este de Teixeira (Grandas de Salime), uno de los pocos con cubierta de paja de centeno fijada con envarado de ramas de brezo (beo) que se conservan y que se mantiene gracias al esfuerzo de renovación de sus propietarios.
En el Museo también contamos con otro de los pocos ejemplos de hórreo con techumbre vegetal de paja de centeno instalada a baguna o a beo que aún pueden verse en el territorio asturiano.